Una casa, una galería, una museo, un foro... un santuario.
Todo esto y más se desarrolla en un proyecto en medio de la selva maya, donde la protagonista es justamente la selva misma; en el que el mayor reto es estar sin estar, en crear sin estorbar, en donde más que construir es unir.
Un espacio donde todo tiene que parecer que estaba ahí antes de que llegáramos, donde cada elemento debe estar lo suficientemente oculto pero a la vez respetuoso con el ambiente como para ser imperceptible.